miércoles, 14 de septiembre de 2011

El flechazo


Él la miraba de soslayo y con cierto pudor. Su mirada era un cóctel de fascinación y curiosidad. Ella fingía que no se daba cuenta y seguía a lo suyo, intentando permanecer absorta frente al torpe asedio de su pretendiente mientras con el dedo índice se enroscaba un mechón de pelo tras la oreja. Él la miró por el rabillo del ojo. En un momento dado, sus miradas coincidieron. Fue durante una fracción de segundo, pero a él le pareció mucho más. Sintió en su estómago un calor repentino que le quemó y, abrumado por el efecto, volvió su mirada intentando disimular,  como si nada hubiera ocurrido, concentrando su atención en la fotografía de aquel señor serio y con traje que colgaba en lo alto de la pared. Incapaz de atender a ningún otro estímulo, siguió con su particular batalla de gestos, enzarzado en una tarea donde las imágenes tenían mucho más sentido y valor que las palabras.

La timidez y torpeza con la que articulaba sus movimientos era una baza desfavorable. Por el contrario, tenía en la tenacidad y la constancia a dos firmes aliados a los que solía recurrir cuando la situación así lo exigía. Sabía que en su lucha surgirían enemigos que no mostrarían compasión para entorpecer su objetivo y esto le desmoralizaba en algunas ocasiones, pues sabía que sus limitaciones eran patentes, que la mediocridad yacía en lo más hondo de su ser pero, a pesar de todo ello, no se rendía a su destino y quería demostrarse a sí mismo que era capaz de lograr su propósito.

Reuniendo todas las fuerzas que fue capaz de conseguir y mostrando un arrojo que llegó incluso a sorprenderle a sí mismo se vio caminando desde su silla hasta el pupitre de ella para entregarle una escueta nota en la que se podía leer, escrita con letra torpe y temblorosa dentro de un corazón, la siguiente frase:

“Alejandro quiere a Irene”.

Autor: Óscar Morcillo 

21 comentarios:

  1. Hermoso relato!!!
    Me conmovió!!
    Besos para vos y la familia!!
    Lau.

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  2. Óscar, un relato encantador, muy emotivo, muy bonito. Me ha gustado.
    Abrazos

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  3. @Markos: Agradece tus palabras y me promete nuevos relatos... Saludos.

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  4. @Alejandro Kreiner: Desde luego que sí. Saludos

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  5. Encantador, de los que te conmueve el corazón, un fuerte abrazo!

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  6. @Solo de interés: Otro muy grande para tí.

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  7. Qué tierno relato, la timidez en la adolescencia puede ser paralizante...
    Me ha encantado.
    Besitos Juanjo y lindo fin de semana a los tres, TQM enano,

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  8. @Rosscanaria: me alegra que te haya gustado.
    Besos, guapa

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  9. Una pasada ...;qué recuerdos¡. Enternece y lo de la foto del Sr insuperable. Un abrazo

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  10. @Mujeresquehacendemasiado: Me alegra que te guste. Un abrazo.

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  11. Épocas jóvenes donde todo fluye como una catarata, poco se piensa y mucho se actúa, torpe y arrollador en un relato de buena vibra.
    Un abrazo.

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  12. @adrián J. Messina: Así es. Un abrazo para tí también.

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  13. Que bonito :) he llegao hasta ti de casualidad y me he quedao un ratico a leerte. volveré si no te importa. Besos

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  14. @glaukilla: Siempre es un placer recibir a nuevos visitantes. Vuelve cuando quieras. Besos

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  15. @Francisco Galván: Este Óscar es un artista.

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  16. Pues un relato entretenido, precioso y especial. Con una narración perfecta y sencilla capaz de causar en nosotros un sin fin de sentimientos y recuerdos. Mis felicitaciones Óscar.
    Un besito grande Juanjo para toda la family.

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  17. está bueno, que nostalgia!!

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  18. Bonito relato. ¿Ya saben dónde buscar chamba si es que están estudiando? http://bit.ly/ojMFFi

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