“El profesor-como-terapeuta se siente autorizado a inmiscuirse en la vida privada de su alumno a fin de ayudarle a desarrollarse como persona (…) significa (…) que persuade al alumno a someterse a (…) su visión de la verdad y de su sentido de lo justo”
Illich defiende que la idea de sociedad liberal es paradójica, ya que en cierta medida, es el maestro el que impone su criterio a la hora de orientar a sus alumnos. Por tanto, no se le da una total libertad al alumno a la hora de decidir lo que está bien y lo que está mal. Se le da, sí, pero siempre desde el punto de vista del maestro correspondiente, de ser otro el maestro, a lo mejor el punto de vista sería diferente. Por tanto, Illich critica que la libertad a la hora de formar la personalidad del niño, está amenazada por la influencia del maestro, por el criterio de éste.
Además de citar el papel del profesor como terapeuta, custorio y moralista, en alusión a su papel de guía, árbitro y reemplazador de los padres en un papel adoctrinante para que éstos definan lo que está bien y lo que está mal.
Su contexto y personalidad, marcaron los antecedentes de su obra. Era de familia judía y católica, trabajó como párroco y fundó el “Centro Intercultural de Documentación” (un centro que impartía cursos a misioneros). Sus posturas pronto le enfrentaron con el Vaticano, lo que provocaría el renunció de Illich a los hábitos.
Su obra es una crítica a la educación tal y como se lleva a cabo en su época. Su crítica se centra en lo ineficaz de la educación institucionalizada, Illich, como Montessori, se mostraba partidario al autoaprendizaje, aunque desde otra perspectiva. Era un hombre de formidable inteligencia y marcado por el catolicismo, que planteaba siempre sus análisis en términos muy amplios.
Así, aunque parezca que desescolarización implique destrucción o crítica, creo que su obra realmente es una propuesta positiva para inventar de nuevo el aprendizaje para cambiar a la sociedad. Sus afirmaciones y sus propuestas siguen considerándose tan radicales hoy como en su momento.
Y volviendo a la cita, creo que nos conduce a un maestro que intente mostrarse parcial y objetivo, para que sus alumnos puedan forjar su propia personalidad, sin estar influenciados por la opinión propia del maestro. Pienso que es la solución a lo criticado por el autor, además de lo correcto. Porque, por muy seguros que podamos estar como maestros de que lo que queremos inculcar es lo correcto, es mejor que trabajemos por formar un espíritu crítico, que permita a los alumnos llegar ellos solos a sus propias determinaciones. Guiados por el maestro sí, pero no en demasía, ya que han de conseguir forjar su personalidad de una forma independiente y sin influencias externas.
En definitiva se trata de ofrecer al alumno autonomía y creatividad con herramientas que no sean controlables por el maestro a su gusto.
Saludos.
Juanjo.
Imagen: http://www.article11.info/spip/local/cache-vignettes/L300xH360/ivanillichcoev40june83aj8-105a1.jpg
La misisión que como maestros tenemos es la formación de ciudadanos libres y formados.La ciudadanía libre y crítica hace que se avance en derechos y en libertades.La escuela debe facilitar al alumnado las herramientas de pensamiento que hagan de él una persona con dimensión universal.
ResponderEliminarEsa gran tarea es todo un reto para todos nosotros
La misisión que como maestros tenemos es la formación de ciudadanos libres y formados.La ciudadanía libre y crítica hace que se avance en derechos y en libertades.La escuela debe facilitar al alumnado las herramientas de pensamiento que hagan de él una persona con dimensión universal.
ResponderEliminarEsa gran tarea es todo un reto para todos nosotros
Totalmente de acuerdo Felipe. Un placer leerte.
ResponderEliminarAy, las trampas del lenguaje... Pero no voy a entrar en ellas, ni tampoco en los errores, porque luego te enfadas, aunque digas que no.
ResponderEliminarLo que plantea Felipe es, creo, lo acertado. Pone en el término justo lo que podamos entender en la palabra "guía", que no me gusta ni mucho ni poco.
Por otra parte, hay en el texto de Illich algo de lo que disiento de manera absoluta. Es la idea del profesor terapeuta. Supongo que la figura es criticada por Illich, pero lo grave del asunto es que, en muchos casos, las circunstancias fuerzan a los profesores a salirse de su papel de formadores o de informadores. Es algo que no admito: no soy psicólogo, ni psiquiatra, ni médico, ni asistente social.
Finalmente, puesto que los alumnos pasan bastante tiempo con maestros y profesores, es inevitable (ya hemos, creo, hablado de esto) que los segundos dejen algún tipo de huella en los primeros. De modo que resulta quimérico hablar de imparcialidad y objetividad, puesto que estos conceptos no se dan en la práctica de manera absoluta. Si es el caso, el profesor ha de opinar sin tratar de inculcar ni imponer, buscando la manera de proporcionar, como dice, Felipe, herramientas. Lo cortés no quita lo valiente.
De acuerdo con Felipe,pero que bien habla este hombre.
ResponderEliminarun saludo
@Juan Carlos: En serio que no me enfado, entra en el lenguaje cuando quieras, que es de agradecer. Es más me ayuda. Respecto a lo de terapeuta, yo creo que el maestro o el profesor, a lo largo de su vida profesional debe ejercer, aunque no lo note, de psicólogo, intentando entender los problemas que pueden dificultar el aprendizaje de sus alumnos.
ResponderEliminarRespecto a la imparcialidad, supongo que tienes razón, por más que intentes ser objetivo, algo de uno mismo se escapará.
@Juancar: Gracias por pasar.
Yo también leí “la sociedad desescolarizada” en historia de la educación, me pareció un punto de vista distinto e innovador, pero muy irreal y paradójico. Lo que pude sacar fue más una reflexión que la idea de una nueva forma de entender la educación.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Juan Carlos, al trabajar en contacto con las personas, y especialmente en el ámbito de la educación, resulta imposible ser imparcial y objetivo. Por tanto, es imprescindible hacer un alto y reflexionar sobre aquello que podemos estar transmitiendo sin querer, sobre el modo de guiar a los alumnos y, por encima de todo, sobre cómo influimos en sus vidas, porque creo que sí seremos médicos, psicólogos y asistentes sociales.
Un saludo
Yo creo que las visiones utópicas son buenas porque permiten avanzar hacia ellas, aunque no se cumplan. La Paz Mundial, el pleno empleo, la solidaridad efectiva, no son sino utopías que permiten andar camino. En este caso, está claro que la edcucación tiene que cambiar, porque está quedándose atrás a pasos agigantados respecto de los movimientos de la sociedad a la que debe preparar. Cada día más se necesitan formatos que preparen a nuestros hijos para discernir y menos a aprender de manera mecánica.
ResponderEliminarCarpe Diem
@Noelia: Gracias por tu interesante y razonado comentario. Estoy contigo al 100%.
ResponderEliminar@Adolfo: Creo que debemos quedarno con eso, con la idea, y caminar hacia ella. El mundo cambia y hay que estar preparados para ser críticos ante esos cambios.
Saludos.
Creo que efectivamente la labor del profesorado no es educar al alumno dentro de sus propios criterios y miradas sino darle las herramientas y la formación necesaria para que se convierta en ciudadano libre y con propio criterio. Esa es la labor del profesor. Intentar influirles más allá es un error. A mi juicio.
ResponderEliminarInteresante debate
Un beso
Muy de acuerdo con tus reflexiones mi buen amigo, hablamos no de imponer pensamientos, sino de estimular personalidad, creatividad, determinación y sentido de responsabilidad entre otros valores. Es lamentable que muy pocas personas, tanto en el campo educacional como dentro del seno de la familia, entiendan y acepten el poder de esta realidad. Te felicito.
ResponderEliminarEsta idea sería muy buena para cuando los alumnos se enfrenten al mundo real donde tendrán que quitarse ellos las castañas del fuego y la venda de los ojos para ver como realmente funciona la vida.
ResponderEliminarSaludos Juanjo
No sé, no sé...
ResponderEliminarQuizás e sporque, en cierto modo, pertenezco al gremio, pero las ideas tal como las expresa Illich me parecen algo extremistas.
O quizás todo depende del prisma del lugar del mundo o de la época con que se mira.
Supongo que no es lo mismo aquí que en aquellos países que viven, por ejemplo, bajo una dictadura.
@Nelson: Es cierto Nelson, es una pena.
ResponderEliminar@Pharpe: De eso se trata Lopo, de que puedan extrapolarlo a la vida real.
@Bárbara: Tienes razón, y también el momento ha cambiado, la cita tiene un siglo de antigüedad.
Un saludo a todos y gracias por los comentarios.
Juanjo, excelente artículo y de vital importancia a la hora de decidir si queremos una sociedad de "zombis", robots despersonalizados; o una futura juventud que madure plena de iniciativas.
ResponderEliminarGracias Rudy, sabes que valoro mucho tus palabras.
ResponderEliminarMe recuerda a los planteamientos de algunos maestros que tuve la suerte de encontrar en mi camino.
ResponderEliminarLa entrada es muy didáctica y te descubre como un buen maestro.
Salu2
Gracias Markos, ya veremos donde queda la teoría cuando lo lleve todo a la práctica, jejeje
ResponderEliminarIntentaré hacerlo lo mejor que pueda.