Recientemente leí un libro “Comunidades de aprendizaje. Transformar la educación”, un compendio de Carmen Elboj Saso, Ignasi Puigdellívol Aguadé, Marta Soler Gallart y Rosa Valls Carol. (Barcelona 2002, Graó).
El libro iba de las Comunidades de aprendizaje. Me apasionó, y quería hablaros de él...
Para saber lo que es una “comunidad de aprendizaje” es importante descubrir cuáles son sus bases pedagógicas, psicológicas, sociológicas y didácticas, que sirven de herramienta para transformar las escuelas tradicionales en “comunidades de aprendizaje”.
Hasta la fecha, son muchas las escuelas, y cada vez lo son más, donde se está utilizando este sistema de nueva educación llamado “comunidad de aprendizaje” y cuyos profesores se muestran expectantes, entusiasmados y realizados con los resultados.
Queda demostrado con este método que el aprendizaje dialógico del alumnado no depende sólo de lo que pasa en las aulas, sino de la coordinación de los espacios en los que se aprende. Por ello, es necesario que los centros educativos se transformen para lograr que el alumnado consiga las capacidades que necesita para no sufrir desigualdades.
El análisis social de las últimas décadas, nos demuestra que no se tuvieron en cuenta las desigualdades educativas de las que parten los grupos sociales. Así, la nueva materia prima en la “sociedad de la información” es la selección y procesamiento de la información priorizada, a partir de las reflexiones e interacciones entre las personas.
El desarrollo y expansión de las nuevas tecnologías han contribuido a que la sociedad se “bañe” en la globalización, lo que la interconecta todo el planeta de forma simultánea. La aparición de dichas tecnologías, ha hecho que las personas que no pueden acceder a ellas, se vean relegadas a puestos de trabajo de menor calificación, incrementando evidentemente las desigualdades sociales. Por ello, la educación, debe enseñar a las nuevas generaciones a saber como proveerse de habilidades y capacidades necesarias para estar dentro de la red de información.
Hemos llegamos así, a los tres nuevos estratos sociales:
- Personas preparadas e integradas en la sociedad de la información.
- Personas con baja calificación que están siendo explotadas.
- Y las no calificadas, condenadas al desempleo o incluso a la delincuencia.
No todas las personas tienen las mismas posibilidades de acceso a esta formación, y esto favorece la desigualdad. De ahí la necesidad de una transformación de la educación para fomentar la participación igualitaria de todo el alumnado y sus familias, configurando personas críticas e involucradas con las mejoras necesarias. Es necesario por tanto, modificar la naturaleza de la educación para integrar nuevas dinámicas de ayuda.
La escuela lejos de cerrarse, debe abrirse, con horarios más amplios, voluntariado, participación de la familia, etc., ya que la sociedad está en constante cambio, y esto requiere una educación actual y no estática, para garantizar una enseñanza de calidad y de acceso igualitario.
En resumen, que la globalización es un hecho, y lejos de cuestionarlo, la educación debe ponerse al día, porque si la enseñanza no es de calidad, el alumnado no sale preparado para las nuevas necesidades formativas y laborales que la “sociedad de la información” requiere.
Los cambios de la sociedad de la información, no sólo afectan al trabajo y a la economía, sino a la sociedad en general. Ésta, se ha hecho más dinámica y dialógica, y esto debe reflejarse también en la escuela.
Por ejemplo, el maestro ha ido perdiendo la autoridad y ahora debe hacerse respetar y negociar con el alumnado. En las “comunidades de aprendizaje”, impresiona el no saber a priori, cual de los tres o cuatro adultos que hay en el aula es el maestro, ya que la modernidad dialógica prioriza el diálogo e integra las voces de toda la comunidad, para desarrollar un proyecto plural y participativo en función del contexto.
La escuela debe revisar sus métodos constantemente valorando las alternativas posibles y sus resultados. Así en las comunidades de aprendizaje, el “proyecto educativo” se abre a toda la comunidad, que participa en su valoración, dándole especial importancia a la familia. La familia, con la incorporación de la mujer en el mercado laboral y/u otros factores, también ha sufrido un gran cambio. Hoy día, la idea convencional de familia, ya no se sostiene con la que hasta ahora era la tradicional, habiendo múltiples modelos de ella. La “comunidad de aprendizaje” debe tener en cuenta estas diferencias. Temas que antes eran “porque lo digo yo” hoy día se dialogan y se someten a consenso.
También a nivel político, se democratizan los sistemas. Los “proyectos educativos” se basan cada vez más en metodologías dialógicas, que tienen en cuenta la opinión de todos los sujetos. Cada uno de ellos tiene su propio sueño de lo que les gustaría tener; coordinarlos y empastarlos es complicado, pero debemos creer que es posible. Una educación de calidad para todos (lo que pretenden las “comunidades de aprendizaje”), necesita del diálogo para mejorar el aprendizaje y transformar la realidad.
Las “comunidades de aprendizaje” se organizan gracias al diálogo de la comunidad. Las teorías dialógicas, analizan las dinámicas dialógicas de la sociedad y qué factores, promueven o inhiben el diálogo, como nos sugieren los autores Paulo Freire en “Pedagogía de lo oprimido” (1970) y Jürgen Habermas en “Teoría de la acción comunicativa” (1981).
Las “comunidades de aprendizaje” organizan “el proyecto educativo” sobre el diálogo igualitario, donde democráticamente todas las personas de la “comunidad educativa” acuerdan la escuela que quieren.
Beck (1998) habla de la necesidad de desmonopolizar el conocimiento experto, dando paso a la construcción dialógica del conocimiento por parte de todos los agentes sociales.
Mead (1990) nos dice que la interacción social, a través del proceso interpretativo, puede modificar los significados. Ya que cada individuo adquiere roles y patrones dentro de su contexto sociohistórico, pero a la vez tiene capacidad para reflexionar, discutir y recrear esos roles y patrones. En el avance de las sociedades, algunos movimientos han sido cruciales, como el feminismo, o el universalismo dialógico, que apuesta por los derechos humanos, siendo uno de ellos el derecho de la educación.
Es interesante comparar la perspectiva objetivista, constructivista y dialógica. La objetivista, nos dice cómo son las cosas independientemente de cómo las vemos y defiende la enseñanza tradicional. La constructivista nos dice cómo son las cosas en función de cómo las vemos y defiende un aprendizaje significativo (adaptación a la diversidad). La dialógica nos dice cómo son las cosas después de habernos puesto de acuerdo en su significado y defiende un aprendizaje dialógico a través de las interacciones entre los miembros de la comunidad. En cierta forma, la concepción dialógica engloba y sobrepasa a la constructivista.
Vigotsky resalta la relación entre lo cognitivo y el entorno social, y la propuesta de transformar el entorno para favorecer el desarrollo cognitivo.
Los precedentes en los que se fundan las “comunidades de aprendizaje” y su eficacia han sido probadas desde diversos lugares:
En primer lugar de la “Escuela de Personas Adultas de la Verneda-San Martí”, que a lo largo de treinta años de experiencia, sigue su sueño de una escuela para todos donde todos participan en igualdad, constituyendo la primera de las “comunidades de aprendizaje”. Es un centro plural, participativo, democrático, integrado en le barrio, gratuito, que busca la igualdad, centrándose en el campo de la educación para adultos.
Fracasados escolares que ahora son maestros de universidad, madres de familia que preparan tesis doctorales, recogedoras de cartón estudiando para acceder a la universidad, etc., son algunos de los logros de la Verneda-San Martí. En ella participan centenares de personas voluntarias que desarrollan clases, talleres, organización de actividades, secretaría, economía, atención a las visitas… Para formarse, se recibe un plan de formación de un año, que les implica en el compromiso como colaboradores, les acerca a las actividades y recoge sus proyectos. Proyectos que siempre van adaptándose y adelantándose a la cambiante sociedad de la información. El proyecto es de y para las personas participantes, que ni tienen título universitario ni cobran por su trabajo, es la democracia deliberativa…
Otro buen ejemplo es la “School Development Program” dirigida a las minorías, alumnos con fracaso escolar. Se trabaja con él, desde un enfoque que implica a todos los componentes de la escuela, estando ya implantado en más de setecientos centros. Tiene tres principios básicos: colaboración, consenso y solucionar problemas sin culpabilizar. Su objetivo: luchar contra el abandono de la escuela y buscar el éxito académico. Lo organizan tres equipos: el “Equipo de Planificación y Administración escolar” (SPMT), el “Equipo de Apoyo para Estudiantes” (SST) y el “Equipo de los Padres y Madres”.
Otro ejemplo son las “Accelerated Schools”, implantado en más de mil escuelas estadounidenses. Sus fases son:
- Inventario de los problemas de la escuela, su contexto y sus estudiantes.
- Establecimiento de lo que el centro quiere ser y el objetivo de todos los implicados.
- Análisis de los problemas y las soluciones aportadas.
- Establecimiento de objetivos concretos prioritarios.
- Establecimiento de un comité directivo que gestione el trabajo.
- Diseño de un programa experimental.
- Evaluación de resultados.
La familia se compromete a responder a las necesidades de la escuela, a animar a los alumnos a leer cada día, a hablarles de la importancia de la educación, a tener altas expectativas educativas para sus hijos, a asegurar que se irán a dormir a una hora razonable, a que acudirán a la escuela regularmente y con puntualidad.
Otro método en el que se inspiran las “comunidades de aprendizaje” es el “Success for All”, extendido en centenares de escuelas estadounidense y en expansión en otros países.
Sus objetivos son que todo el alumnado tenga raíces cognitivas, intención y confianza en aprender, aprobar cada año y acabar la formación básica.
Para ello se basa en la igualdad y en la democracia. Ofrecen programas ya desde la guardería para mejorar el acceso a la escuela. Los padres forman un equipo de apoyo familiar y buscan fondos para actividades de la escuela, el programa profundiza en la lectura y la escritura.
Conocer estos métodos y profundizar en cuáles son sus objetivos, su estructura y sus resultados a lo largo de tantos años (en unos casos más que en otros), nos ha de hacer plantearnos cómo en España no se ha avanzado en esta dirección desde hace mucho tiempo.
Transformar una escuela quiere decir transformar su estructura interna, sus relaciones y su entorno al mismo tiempo y hacerlo de abajo arriba, como una propuesta colectiva, nunca impuesta. El cambio influye al entorno al que sirve.
Las “comunidades de aprendizaje” se basan en una pedagogía crítica, que posibilite el cambio social y disminuya las desigualdades de género, etnia, raza, económicas, etc. a través de la educación.
Las “comunidades de aprendizaje” tienen como objetivo conseguir una “sociedad de la información” para todas las personas, basándose en el aprendizaje dialógico y desarrollando la educación participativa de toda la comunidad y con unas orientaciones pedagógicas que no sean una didáctica concreta.
Es importante la participación de toda la comunidad, para ello hay que encontrar una meta en común, un mismo proyecto, en el que toda la comunidad enseñe y aprenda a la vez. Ello exige que la, a veces ineficaz, estructura tradicional, cambie a una estructura flexible, participativa, colectiva y sin limitaciones.
Hay que partir de altas expectativas, que se desarrollarán de forma progresiva y permanente. Para poner en marcha esta maquinaria hay unas fases:
- Sensibilización (aproximadamente un mes): sesiones iniciales con las agentes escolares, estudio de la documentación y comunicado de conclusiones de la comunidad.
- Toma de decisión (un mes): consenso de la comunidad para el inicio del proyecto.
- Sueño (de uno a tres meses): reunirse en grupos para idear el centro educativo deseado, acordar el modelo de centro a alcanzar y contextualizar los principios de la “comunidad de aprendizaje”.
- Selección de prioridades (de uno a tres meses): búsqueda de información sobre el centro y su contexto, análisis de estos datos y selección de prioridades.
- Planificación (entre uno y dos meses): diseñar grupos de acción heterogéneos y crear comisiones de trabajo para llevar a la práctica el plan de acción.
Durante dos cursos escolares se llevan a cabo unos procesos continuativos del proceso de transformación:
- Proceso de investigación: innovar para mejorar, reflexionar su relación, experimentación del cambio y valoración de resultados.
- Proceso de formación: formación solicitada por las comisiones de trabajo en base a las necesidades del proceso y formación de toda la comunidad en núcleos de interés concretos.
- Proceso de evaluación: evaluación continua de todo el proceso.
La organización CREA asesora, orienta, informa, organiza y ayuda en general, al centro en todas estas fases y procesos.
La fase de la evaluación debe de ser permanente en la “comunidad de aprendizaje”, con objetivo de mejorar en los errores, colaborando en la mejora de las prácticas del proyecto y animando a sus protagonistas a seguir transformando su escuela. Toda la comunidad debe y tiene que participar en esta evaluación, donde también se reconocerán como positivos los logros obtenidos por este proceso.
El “aprendizaje dialógico” es el principio que regula las “comunidades de aprendizaje”. Habermas (1987) dice que toda persona es sujeto capaz de lenguaje y acción, Beck (1998) que la reflexión mediante el diálogo es cada vez más vital, Freire (1997ª) y CREA (1999) que ese diálogo reflexivo provoca más aprendizaje instrumental y más solidaridad que la enseñanza tradicional. Son varias voces, que nos ayudan a comprender que el papel de las personas educadoras ha de ser el de facilitar el diálogo (Giroux, 2001).
Es importante y vital para que se produzca el “aprendizaje dialógico”, que se produzcan interacciones entre los “grupos interactivos”, ha de ser un trato de tú a tú, bidireccional. Las diferencias entre el alumnado y familias de diferentes procedencias desaparecen y se superan ideas racistas.
El diálogo debe ser igualitario, dándole la misma importancia a cada voz, siempre claro está, en función de los argumentos en los que se apoye. Así, no hemos de pensar que personas de áreas marginales van a tener por ello menos capacidades para el diálogo.
Otro concepto importante es la llamada “inteligencia cultural”, promoviendo un modelo de aprendizaje en el que cada estudiante aporta su propia cultura y el profesor se sitúa en la cultura de los alumnos desde una visión positiva de sus capacidades. El entorno no determina la capacidad, así, cada vez más en las aulas, hay diversidad de culturas, pero el profesorado procede de la cultura dominante, de ahí a que deba situarse en la cultura del alumno.
El “aprendizaje dialógico” debe transformar la realidad, y no adaptarse a ella. Para esta transformación es necesaria la dialéctica. A través de ella cada alumno puede encontrar su modelo de proyecto personal. Además el “aprendizaje dialógico” es un acto de solidaridad, en el que se comparte el proceso educativo que se amplia a la sociedad en general.
A través de su dimensión instrumental, el “aprendizaje dialógico” ayuda a mejorar la formación del alumnado y permite seleccionar los aprendizajes a usar, en función de la funcionalidad de la que van a dotar al alumnado, aumentando así sus expectativas positivas de cara al futuro. Uno de los instrumentos para mejorar los aprendizajes a través del “aprendizaje dialógico” es la lectura.
El objetivo de la lectura dialógica es conseguir que todos los niños aprendan a leer y escribir, y no se puede rebajar estos objetivos en ningún caso, habrá que adaptarlos a cada niño si es necesario, pero nunca rebajarlos, ya que esta educación lectoescritora es esencial en el posterior éxito social.
La lectura dialógica multiplica los espacios donde se contemplaba tradicionalmente la lectura, incluyendo prácticas de lectura en la biblioteca, actividades extraescolares, en el hogar, en centros culturales, en espacios comunitarios, etc., tutorizada por familiares, profesorado, voluntarios, etc. que intercambian sus inquietudes e interaccionan los unos con los otros.
La lectura dialógica implica: dialogar sobre lo leído, practicar la lectura, dedicar un tiempo a repasar las palabras, letras y sonidos, practicar ejercicios que refuercen lo que presente mayores dificultades, etc. La lectura dialógica crea interacciones entre la escuela y otros espacios de la sociedad, aumentando así las experiencias de lectura para todos los niños.
La igualdad de diferencias: ser iguales para ser diferentes
La realidad europea, y más concretamente la española, nos hace darnos cuenta de que cada vez son más las culturas que estamos abocadas a entendernos, ya que a la tradicional etnia gitana (de importante presencia en nuestro país), se suman en los últimos años, muchos inmigrantes islámicos, de Europa del Este o de Hispanoamérica. Estos colectivos suelen ser fuente de problemas a menudo en la escuela de índole xenófoba o racista.
Pero el principal problema reside en la escuela como institución, que no se esfuerza por superar los problemas de convivencia entre culturas. Así, en las “comunidades de aprendizaje” se pasa de ver sólo lo que nos diferencia de otras culturas a defender lo que nos une: conseguir una convivencia pacífica y que se potencie el aprendizaje. El hecho de ser diferentes no ha de separar.
Hay tres paradigmas filosóficos en relación a la realidad multicultural de las escuelas:
- el de la igualdad como homogeneización: etnocentrismo educativo, que viene a decir que las minorías culturales deben “acoplarse” a la mayoritaria.
- el de la diversidad educativa sin igualdad basada en el relativismo postmoderno cultural, que dice que las culturas son particulares e irreductibles.
- y el de la igualdad de las diferencias: enfoque dialógico, que reclama un espacio compartido donde el respeto por las diferencias se recoja en unas normas mínimas de convivencia apoyadas por todas las culturas.
Según el “enfoque dialógico” la igualdad incluye el derecho de cada persona para ser diferente y educada en su diferencia. Sólo a través del diálogo como nexo de relación para las diversas culturas, se superarán las desigualdades.
Conclusiones...
- La sociedad ha cambiado, y por tanto la educación debe hacer lo propio y estar a atenta a nuevos cambios.
- La escuela es cada vez más multicultural, y es deber de ésta, trabajar por una educación que luche contra las desigualdades.
- Vivimos en una sociedad en la que cada uno debe poder guiar su vida a partir de la variedad de opciones personales y sociales que se brindan.
- A través de soluciones dialógicas podremos solucionar los conflictos que, cada vez más, se irán dando entre profesorado, alumnos y familias.
- Freire, Habermas y CREA nos han dado las pautas con sus trabajos de las que han de ser la nuevas dimensiones dialógicas y sociales del aprendizaje, que nos lleven a superar el fracaso escolar y mejorar la convivencia.
- Para lograr llevar a buen puesto una “comunidad de aprendizaje” es necesaria la implicación de toda la comunidad, un empuje colectivo.
- Hay que luchar contra el racismo consiguiendo que todo el alumnado obtenga buenos aprendizajes, a partir del respeto a las diferencias.
- En 2007, en España ya funcionaban una treintena de “Comunidades de Aprendizaje” en centros de educación primaria y secundaria de Aragón, Castila León, Cataluña, País Vasco y Extremadura. En todas las escuelas, la iniciativa ha servido para afrontar dificultades de convivencia y desigualdades sociales.
- En el “IES Lucas Mallada” de Huesca, más de cuarenta voluntarios alumnos de magisterio, familiares y ex profesores ayudan a los maestros a llevar a la práctica grupos interactivos, colaboran en clases de castellano para alumnos inmigrantes, ofrecen clases de repaso y actividades extraescolares y participan en actividades dirigidas a los padres sobre adolescencia, drogas y sexualidad, entre otros. Gracias a todas estas actividades, explican desde el centro, el ambiente en clase con menores de diferentes procedencias ha mejorado. Han recibido premios por la integración de su alumnado y el mejor premio, ver que sus niños progresan.
En mi opinión la labor educativa de la formación CREA es muy importante, y pese a que no sabía de ellos hasta este año, me ha resultado muy interesante conocer de su existencia y valorar su propuesta, que me parece muy acertada y ambiciosa.
Quizá debería empezar a extenderse ya por todo el país para favorecer al sistema educativo, pero no es tan fácil como parece. Para llegar al sueño que se propone a través de las “comunidades de aprendizaje” han de aunarse las voces de alumnos, familiares, profesores, comunidad en general… Y esto es muy complicado, ni a todos les importa lo mismo la educación, ni todos aprueban según qué métodos. Lo que si está claro, es que éste ejemplo de las “comunidades de aprendizaje” es un claro modelo de lo que debería hacerse, el futuro y no sólo el educativo, está en el diálogo y en el consenso.
También es cierto, que es complicado convencer a todo el entorno del escolar, y más aún cuando es dentro del propio profesorado donde surgen las primeras voces contrarias a superar la educación “tradicional” a favor de nuevos métodos (como éste) que puedan favorecer la lucha contra las desigualdades, bien por comodidad, bien por pocas ganas de involucrarse.
Sólo potenciando el cambio ya desde la edad escolar, lograremos llegar a una sociedad más justa y en la que las diferencias étnicas o culturales no sean fruto de movimientos racistas, xenófobos ni etnocentristas.
Personalmente, me gustaría en un futuro, trabajar en un centro que se propusiera soñar siendo una “comunidad de aprendizaje” y luchar por una educación mejor para todos y todas. Participar de un proyecto así, requiere más implicación por parte de toda la comunidad, pero a la larga, los resultados deben ser tan notables y el esfuerzo ha de merecer la pena.
Este método merece más expansión y más repercusión, porque como ha quedado demostrado con otros métodos en los que se basan las “comunidades de aprendizaje” se ha reflejado la utilidad de estos recursos y su efectividad.
Reconozco, que las “comunidades de aprendizaje” requieren una sociedad que se implique en su conjunto, y este consenso, es difícil de encontrar, como decía antes, pero, siempre tiene que haber una primera voz…
La organización CREA está desempeñando una labor muy importante, por ello debería reconocérsele más su mérito y las autoridades educativas pertinentes deberían dotar a CREA con más recursos para poder ampliar su ámbito de acción y presentar el proyecto en muchos más sitios, donde indudablemente su implantación sería necesaria.
Implantar las “comunidades de aprendizaje” requiere la implicación de toda la comunidad, que se quedará contagiada de su magia y logrará que sus vidas vayan cambiando, mejorando sus expectativas y sus posibilidades. Trabajando duro, y todos juntos.
La sociedad está obligada al diálogo para el entendimiento y para solucionar los problemas globales que nos afectan a todos, como queda claro al ver la situación mundial actual, que está en plena globalización desde hace unos años. Es por ello que la educación, motor de las nuevas generaciones, debe caminar por el camino del diálogo, del aprendizaje dialógico, para preparar a los nuevos miembros del futuro a afrontar el resto de los problemas que se encuentren en el futuro con la misma palabra, el diálogo.
Como veréis, es un libro interesante. Os lo recomiendo.