Hace cosa de un año (o más, no recuerdo con exactitud, hay que ver como pasa el tiempo cuando llegas a una determinada edad y tienes familia) estaba viendo las noticias y ví por primera vez a los dos candidatos demócratas para las elecciones de los EE.UU; me llamó mucho la atención que se trataran de una mujer y un ciudadano negro (también mal llamados "de color"), se me ocurrió pensar, como a todo el mundo, que si uno de ellos llegaba a presidente, marcaría un hito en la historia de ese país, porque nunca antes se había dado esa circunstancia.
Pero mi sorpresa fue mayor al conocer que el nombre, bueno, más bien el apellido, del candidato negro era Obama. Inmediatamente me vino a la cabeza el nombre de Bin Laden, Osama, qué fatídica casualidad, pensé, con un nombre así, siendo negro y con el tremendo y lógico impacto que causó en la sociedad americana el atentado de las torres gemelas, es literalmente imposible que llegue a presidente, mala suerte; en fin, esperemos que Hillary lo logre.
Conforme fue pasando el tiempo, mis temores fueron disipándose y el sr. Obama fue consolidándose como una firme alternativa al desaguisado cometido por Georgito W. Bush (quién exprimió hasta la última gota el miedo al extranjero en las elecciones del 2004), al punto de desembocar en una histórica y aplastante victoria en las urnas.Solo espero que su discurso no caiga en saco roto y desde el primer día trabaje duro, como él dice, por enderezar el rumbo de su país y por ende, del resto del planeta, que tarea tiene.
Congratulations, Mr. Obama!
Morcillético.
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