Desde que el Partido Popular gobierna en la mayoría de las Comunidades Autónomas, Diputaciones, Ayuntamientos y Gobierno Central, los equipos de gobierno que anteriormente siempre tenían la culpa de todo, parecen exculpados de toda desgracia que le suceda a un ciudadano, ahora la culpa es de todos. ¡Claro, ahora gobiernan ellos! Y ahora, son los propios ciudadanos los culpables de la
grave situación económica en que nos encontramos, por haber vivido por encima de sus posibilidades. Parece ser que los españoles no tenemos derecho a una sanidad y una educación
pública de calidad, sin copagos, ni exclusiones; tampoco tenemos derecho a ser propietarios de una vivienda digna; ya por no tener, quieren que no tengamos derecho ni a reunirnos o manifestarnos.
El caso es que el mensaje ha calado en una sociedad cada vez más dormida, que se ha convencido de ser culpable de todos los males "por vivir por encima de sus posibilidades" y también de que "no se puede hacer otra cosa". "En las próximas elecciones no voy a ir a votar, son todos iguales", lo dicen en la calle muchos jóvenes y no tan jóvenes que han caído en la mayor campaña de publicidad encubierta que un partido político ha hecho nunca. Y es que al Partido Popular le interesa la desidia ciudadana, el descrédito hacia los sindicatos y los partidos políticos.
O empezamos a movernos o el ya negro futuro de nuestros hijos y nietos, más que negro será imposible. Nos han quitado una parte muy importante de nuestros derechos, que tanto nuestros abuelos como nuestros padres, sudaron para conseguir durante años, y lo han hecho en pocos meses de gobierno.
España necesita urgentemente un "Plan Renove" en políticos, muchos de los políticos que tienen peso en los diferentes partidos políticos llevan tanto tiempo en sus butacas que se han olvidado de los intereses de las personas que los votan y sólo piensan en los suyos propios.
Necesitamos por tanto, ensalzar la democracia y a los partidos políticos como herramienta de cambio que son, y que sean los partidos los verdaderos representantes de la voz del pueblo.
Pero en cambio los muchos medios de comunicación que controla el Partido Popular, insisten en culpar de la crisis a la política y a los políticos, éste es el camino más recto que encuentran para que el fascismo pueda regresar.
Tomo ahora prestada una parte considerable, a la par que interesante de un artículo de Gustavo Vidal, que lo explica muy bien (no confundir con su hermano César Vidal):
Necesitamos por tanto, ensalzar la democracia y a los partidos políticos como herramienta de cambio que son, y que sean los partidos los verdaderos representantes de la voz del pueblo.
Pero en cambio los muchos medios de comunicación que controla el Partido Popular, insisten en culpar de la crisis a la política y a los políticos, éste es el camino más recto que encuentran para que el fascismo pueda regresar.
Tomo ahora prestada una parte considerable, a la par que interesante de un artículo de Gustavo Vidal, que lo explica muy bien (no confundir con su hermano César Vidal):
Gustavo Vidal Manzanares, escritor y jurista español. |
Además, el fraude fiscal se eleva a 90.000 millones de euros al año, equivalente a más de 60 veces el presupuesto total del Ministerio de Justicia, y a más de mil veces el supuesto ahorro que la condesa Esperanza Aguirre pretendía “vender” con el despido de miles de profesores interinos de la enseñanza pública.
Pues bien, este robo a las arcas públicas es perpetrado, en casi un 75%, por empresas agrupadas en torno a la CEOE. Conviene resaltar que el 25% de nuestro Producto Interior Bruto no se declara a Hacienda, se pierde en los pudrideros del dinero negro. Y los reyes de esas fosas sépticas son de nuevo las grandes fortunas y empresas las cuales, por cierto, apenas generan empleo.
Mientras tanto se distrae a la opinión pública con las dietas de los diputados, coches oficiales, etc. Asuntos que bien podría revisarse, pero que constituyen el chocolate del loro frente a lo anterior y que sirven para ocultar a los verdaderos causantes de la actual situación. Y los datos que aporto no los he obtenido por inspiración divina, sino que obran en los informes de GESTHA (Asociación de Técnicos del Ministerio de Hacienda).
¡Pero si lo que necesitamos, como el cuerpo a la sangre, es más
política y políticos (de calidad, obviamente) para embridar a las
finanzas, la banca, el fraude, el capital especulativo…!
Difícilmente va a conseguirse meter en cintura a quienes nos
arruinan (bancos, especuladores, grandes empresas defraudadoras,
fortunas que evaden capitales, etc.) si se desprestigia la política.
Sobre todo cuando la denigración se basa en medias verdades. Por
ejemplo: “En España hay más de 400.000 políticos, mientras que bomberos,
médicos, profesores…”.
Sí, puede que lo anterior sea cierto, pero ¿por qué no se cuenta toda la verdad? A saber: “En España hay más de 400.000 políticos… ¡de los cuales más del 80% no solo no cobra ni un céntimo, sino que la actividad política les cuesta tiempo, dinero y energías!
Ciertamente, arribistas, trepas, pillos, corruptos y profesionales del chupoptorio han desprestigiado la política. Cabe, pues, preguntarse: ¿debe mejorarse el nivel de los políticos? Sin duda; ¿deben restringirse los gastos y eliminar los superfluos? Por supuesto; ¿deberían los políticos—especialmente los de izquierda—haber frenado la codicia de “los mercados”? La única respuesta es sí.
Ahora bien, ¿por qué los cañonazos apuntan hacia la política y los políticos cuando nos encontramos ante una crisis económica, especulativa y financiera?
Entiendo que por dos motivos. El primero es palmario: las fuerzas políticas, especialmente las de izquierda, no han podido, no han sabido o no se han atrevido a plantar cara al capital (llamado ahora “los mercados”) y han transitado por un pastiche de socialismo-liberalismo abocado al fracaso a medio plazo. Bien, ya hemos entrado en el medio plazo.
El segundo motivo, lamentablemente, permanece maliciosamente eclipsado tras el marasmo de voces y opiniones contrapuestas: a los poderes financieros especulativos les estorba la democracia. Odian la transparencia y la ley que impide o limita sus abusos a los débiles. Abominan de la participación ciudadana en ayuntamientos, comunidades autónomas, Estados, y desean reducir esta participación a un tamaño fetal.
El desprestigio a la política, con la coartada de las actitudes
indeseables de algunos políticos, forma parte de la hoja de ruta de
banqueros, especuladores, defraudadores, grandes empresarios sin alma y,
por desgracia, este itinerario infame es secundado por normes e
ingenuas masas de ciudadanos.
Pues bien, desde aquí quiere proclamar que a muchos jamás lograrán engañarnos y que desde nuestras modernas trincheras mediáticas intentaremos desenmascararlos. Nunca nos doblegarán y no hay suficiente oro en el mundo que pueda comprarnos.
Y esto es así porque gracias a lo política y a políticos abnegados se logró todo lo que tenemos: el sufragio universal, los Derechos Humanos, las vacaciones pagadas, la jornada de ocho horas, la supresión del trabajo infantil, el derecho a la sanidad y educación pública, gratuita y universal, el acceso a la cultura y el conocimiento, los derechos de mujeres, ancianos y niños… Gracias a la política y a políticos valientes se ha conseguido todo lo que permite que la vida sea vivida. Hoy, la codicia de unos pocos y la ingenuidad de muchos puede demoler las piedras del sagrado edificio del bienestar construido con la sangre, la angustia y el sudor de políticos de fuego y de una política como la más noble de las actividades.
Pero, ¿sabéis una cosa? Parafraseando al premio Nobel masón Rudyard Kipling: “Si ves que las cosas por las que diste tu vida se han deshecho, agáchate y comienza a construirlas de nuevo”.
Sí, puede que lo anterior sea cierto, pero ¿por qué no se cuenta toda la verdad? A saber: “En España hay más de 400.000 políticos… ¡de los cuales más del 80% no solo no cobra ni un céntimo, sino que la actividad política les cuesta tiempo, dinero y energías!
Ciertamente, arribistas, trepas, pillos, corruptos y profesionales del chupoptorio han desprestigiado la política. Cabe, pues, preguntarse: ¿debe mejorarse el nivel de los políticos? Sin duda; ¿deben restringirse los gastos y eliminar los superfluos? Por supuesto; ¿deberían los políticos—especialmente los de izquierda—haber frenado la codicia de “los mercados”? La única respuesta es sí.
Ahora bien, ¿por qué los cañonazos apuntan hacia la política y los políticos cuando nos encontramos ante una crisis económica, especulativa y financiera?
Entiendo que por dos motivos. El primero es palmario: las fuerzas políticas, especialmente las de izquierda, no han podido, no han sabido o no se han atrevido a plantar cara al capital (llamado ahora “los mercados”) y han transitado por un pastiche de socialismo-liberalismo abocado al fracaso a medio plazo. Bien, ya hemos entrado en el medio plazo.
El segundo motivo, lamentablemente, permanece maliciosamente eclipsado tras el marasmo de voces y opiniones contrapuestas: a los poderes financieros especulativos les estorba la democracia. Odian la transparencia y la ley que impide o limita sus abusos a los débiles. Abominan de la participación ciudadana en ayuntamientos, comunidades autónomas, Estados, y desean reducir esta participación a un tamaño fetal.
Pues bien, desde aquí quiere proclamar que a muchos jamás lograrán engañarnos y que desde nuestras modernas trincheras mediáticas intentaremos desenmascararlos. Nunca nos doblegarán y no hay suficiente oro en el mundo que pueda comprarnos.
Y esto es así porque gracias a lo política y a políticos abnegados se logró todo lo que tenemos: el sufragio universal, los Derechos Humanos, las vacaciones pagadas, la jornada de ocho horas, la supresión del trabajo infantil, el derecho a la sanidad y educación pública, gratuita y universal, el acceso a la cultura y el conocimiento, los derechos de mujeres, ancianos y niños… Gracias a la política y a políticos valientes se ha conseguido todo lo que permite que la vida sea vivida. Hoy, la codicia de unos pocos y la ingenuidad de muchos puede demoler las piedras del sagrado edificio del bienestar construido con la sangre, la angustia y el sudor de políticos de fuego y de una política como la más noble de las actividades.
Pero, ¿sabéis una cosa? Parafraseando al premio Nobel masón Rudyard Kipling: “Si ves que las cosas por las que diste tu vida se han deshecho, agáchate y comienza a construirlas de nuevo”.
Y, ¿sabéis otra cosa?
Eso, justamente eso, es lo que vamos a hacer.
Tienes toda la razón ¡lo vamos a hacer!!!
ResponderEliminarJuanjo estoy muy nerviosa, acabo de hablar con mi hermana la de Canada y me ha dejado fatal, mañana te comentaré con más alegría.
Un beso mi niño TQM,
Espero que no sea nada grave, ya me contarás. Besos.
EliminarTenemos que tomar conciencia y votar por los partidos chicos, olvidarnos de esos que llevan tantos años en el poder y dar la oportunidad a otros; seguro que algo cambiará.
ResponderEliminarUn saludo.
Es una posibilidad. Otra es que cambien las personas que van delante en los partidos. Saludos.
EliminarSolo que sepas que pase a saludarte,abrazos x 3
ResponderEliminargracias, guapa.
EliminarSí y no. Vamos a ver...
ResponderEliminarPor un lado, estoy de acuerdo en que el desprestigio de la política y los políticos es peligroso, interesado, y en que puede conducir a algo parecido al fascismo.
Por otro lado, considero, lo he dicho cientos de veces, que quien se identifica como "apolítico" (y este apelativo suena con demasiada frecuencia, entreverado o no con el rechazo de partidos y sindicatos, entre ese neopopulismo interclasista que pretende haber tomado las calles con tiendas de Decathlon) es, si no gilipollas, cuando menos bastante ignorante o, lo que es peor, sumamente avieso.
Pero más importante me parece precisar que si la representación parece necesaria en una sociedad determinada, no puede dejarse, simplemente al albur de los políticos, que, por muy abnegados que hayan sido, para que su, digamos, liderazgo y representatividad hayan obtenido frutos beneficiosos, no solo para los ciudadanos en general, sino, sobre todo, para los trabajadores (cuidado, que no es lo mismo), han necesitado que detrás hubiera una masa de no simplemente votantes. Un general puede ser un buen estratega, pero sin un ejército no es nada (o es algo distinto a lo que le corresponde). Siento echar mano de una imagen militar, pero ahora no se me ocurre otra.
Finalmente, me gustaría añadir un verbo al párrafo en que se habla del socio-liberalismo (socialdemocracia, se le llamaba antes), que no es más que una forma falaz y atenuada de liberalismo. No es solo porque "no han podido, no han sabido o no se han atrevido", sino, también, porque no han querido.
Esperaba tu aportación al post, porque siempre sabes buscar los matices al asunto a tratar.
EliminarSaludos.